En este
artículo, explicaré en detalle por qué creo yo que los
artefactos que he estudiado en Egipto fueron producto de una
cultura avanzada, o una cultura con un nivel de tecnología
significativamente diferente al que le hemos dado crédito.
Me centraré en un aspecto particular de estos artefactos: su
precisión. Yo podría entrar en una larga discusión sobre lo
que fue necesario para producir esta precisión asombrosa,
pero dejaré eso para otro artículo. Para los propósitos de
este trabajo, lo que necesitamos entender es qué es la
precisión industrial y por qué la creamos.
¿Qué es la precisión?
La palabra
viene de "preciso", que el diccionario Webster define como
“claramente o exactamente limitado o definido en cuanto al
significado; exacto; definido, no amplio, vago o equívoco;
exacto en la conducta; estricto; formal; fino; meticuloso."
La precisión es
"exactitud; riguroso detalle; excesivo respeto por las
formas o reglas; rigurosa formalidad". La precisión es "el
estado de ser preciso respecto al significado; precisión;
exactitud; fidelidad."
Para mucha
gente, el uso de la precisión en sus vidas está relacionado
con sus palabras y acciones. Tenemos un discurso preciso, un
tiempo preciso y la precisión de un entrenamiento militar.
Podemos tener la buena fortuna de ser invitados a una cena
por un
“rigorista" y encontrar el servicio de mesa en exacto orden,
sin ninguna cuchara o copa fuera de lugar.
El uso de
la precisión, según lo observado arriba, es parte esencial
de la civilización. Es la disciplina y el orden que es
necesario para que la civilización funcione exitosamente.
A finales
del 1800, un uso diferente de la precisión fue ganando
creciente importancia al ser considerada necesaria para
asegurar el resultado exitoso de los esfuerzos humanos. Las
máquinas que se inventaron y utilizaron como dispositivos
para ahorrar trabajo dependían de la precisión de los
componentes para funcionar correctamente. En la década de
1800, la industria del algodón y la energía del vapor
generaron la Revolución Industrial en el norte de
Inglaterra. La demanda de telares y fábricas de hilados más
eficientes dio lugar a un mayor énfasis en la producción de
componentes que funcionaran con precisión. Para hacer
productos que fueran constantes, las variables en el proceso
de manufacturación tuvieron que ser reducidas o eliminadas.
Para lograr esto, las variables dimensionales que eran
inherentes a la fabricación de componentes fundamentales
necesitaron ser reducidas a niveles aceptables. Sin embargo,
debido a las inexactitudes de las máquinas de herramientas
de aquella época, se necesitaron operarios expertos para
raspar, tallar y limar los componentes a las dimensiones
justas para que encajaran debidamente.
Las
guerras han acelerado la evolución de medidas estandarizadas
y la eliminación de variables en el proceso industrial.
Póngase usted en el lugar de un soldado durante la Guerra
Civil. Sus rifles eran de precisión artesanal, pero al
reemplazar un componente en el campo, ellos tenían que limar
a mano las piezas para hacerlas encajar. Obviamente, esto
era un desperdicio de tiempo, y, en la guerra, el tiempo
podía convertirlo a uno en ganador o perdedor.
Necesariamente se instituyeron estándares y los proveedores
tuvieron que cumplir estas normas o perder el negocio.
Cualquiera
que haya traído a casa una bicicleta o un mueble "listo
para armar" puede apreciar la precisión que se requiere para
que estos objetos vayan juntos fácilmente. ¿Alguna vez se ha
encontrado usted tratando de alinear un perno en un agujero
pre-taladrado que está errado por un octavo de pulgada? Éste
es un ejemplo excelente de lo necesario de la precisión, y
cómo el esfuerzo por producir productos de precisión puede
ser un esfuerzo caro y difícil.
En la
fabricación de hoy, los componentes se hacen en todo el
mundo y van juntos en fábricas de montaje. Los rigurosos
estándares y precisión del producto enviado a miles de
millas de distancia garantizan que cuando ellos vayan a la
cadena de montaje, los componentes encajan juntos sin ningún
trabajo adicional que realizar.
La mayoría
de la gente nunca creará realmente objetos de una alta
precisión. Por consiguiente, es entendible que la mayoría
pase por alto este importante aspecto de la infraestructura
de una civilización. Para los profanos, la precisión es un
concepto abstracto. Ésta no es una crítica. Si usted no ha
tenido experiencia en la fabricación de precisión, sea
profesionalmente o como un pasatiempo, la comprensión del
concepto de precisión es puramente teórica.
Nosotros
somos usuarios finales de poderosas tecnologías de precisión
que abastecen nuestra civilización y hacen nuestras vidas
más fáciles. Sin la precisión industrial, los automóviles no
correrían, los aviones no volarían y los CDs no
funcionarían. La precisión que nosotros creamos nace por
necesidad. No la creamos sin una buena razón, porque los
costes de producción de artefactos hoy suben
exponencialmente si la demanda de exactitud es mayor.
Un ejemplo
de rigurosa exactitud y precisión es la regla de 12 pulgadas
que he llevado a Egipto en 1999 y 2001. El borde fue acabado
en una amoladora de precisión. Su desviación de una línea
recta perfecta era de .0001 pulgada. Para el lector que no
pueda relacionar lo que eso significa en términos reales,
saque un pelo de su cabeza y divídalo todo a lo largo en 20
partes iguales. Una parte es aproximadamente igual a .0001
pulgada. (el grosor medio del pelo es de .0025 pulgada). O,
para compararlo con nuestro ejemplo anterior, esta regla es
1.250 veces MÁS precisa que el agujero pre-taladrado que
estaba errado por un octavo de pulgada.
¿Si
descubrimos milagrosamente un artefacto no identificado que
había estado enterrado por miles de años en el desierto de
Sahara, cómo determinaríamos su propósito? Si se plantea la
especulación de que pudo haber tenido cierto propósito
tecnológico, el desafío sería probarlo, lo cual requeriría
someter a ingeniería inversa su diseño para determinar su
función. La ingeniería inversa ha sido parte de la
competitividad industrial por años. Los ingenieros
comprarían un producto del competidor y estudiando su diseño
y componentes entenderían la ciencia e ingeniería detrás de
su función. Esta es la razón por la cual es importante la
recuperación de armas de guerra de un enemigo potencial o
verdadero.
Si,
después de un rápido examen de este artefacto prehistórico
no identificado, determinamos que puede haber sido una
máquina que funcionó como una herramienta para crear
artefactos, ¿cómo sabríamos que era una máquina de
precisión? Para probar que nuestra máquina prehistórica fue
una herramienta de precisión, necesitaría ser medida la
exactitud. Ciertos componentes asociados con
máquinas/herramientas de precisión son fabricados con la
máxima exactitud. Las superficies planas necesarias para que
la máquina funcione correctamente serían acabadas dentro de
.0002 pulgada. Esta clase de exactitud diferencia a las
herramientas primitivas de aquellas que son el resultado de
la necesidad y el desarrollo. El descubrimiento de esta
precisión elevaría el artefacto a un propósito superior. Si
estos componentes no fueran precisos, se fortalecerían los
argumentos en contra de que sea el producto de una sociedad
avanzada.
Por
consiguiente, la evidencia fundamental es la exactitud de
las superficies que son medidas. Los artesanos no crean
superficies con tal exactitud a menos que el artefacto que
estén creando necesite de especificaciones exactas para
funcionar. Este tipo de precisión sólo es concebida y creada
por necesidad. A menos que haya una necesidad, ni siquiera
es considerada.
Al buscar
máquinas prehistóricas, sin embargo, tendemos a buscar
artefactos hechos de hierro o acero, no de granito.
Principalmente porque nosotros usamos hierro y acero para
construir nuestras máquinas. Vemos las cosas como son para
nosotros, que no es como son para ellos. No obstante, la
prueba fundamental que se exigiría para apoyar la conclusión
de que un artefacto de acero fue una máquina de precisión es
su precisión, y el producto de la máquina. Esta precisión
puede encontrarse en Egipto – trabajada a mano en muchos
artefactos hechos de sólida piedra ígnea que sobrevivirían
miles de años y todavía conservarían su precisión. Por un
lado podemos no tener el hierro y acero usado para crear el
artefacto, pero tenemos los productos en abundancia. Muchos
de estos artefactos, creo yo, pueden haber sido
malinterpretados y asignados a un período de tiempo que no
sustenta la hipótesis de que las herramientas utilizadas
para crearlos puedan haberse erosionado durante un tiempo
mucho más largo que el que permitirían las fechas
establecidas. Hay sustento para tal especulación si miramos
los artefactos estrictamente desde la perspectiva de la
ingeniería. Se ha dicho que para entender la antigua cultura
egipcia uno tiene que pensar como un egipcio. Para entender
sus logros tecnológicos, sin embargo, uno tiene que pensar
como un ingeniero.
El
Serapeum
La caja de
granito dentro de la pirámide de Kefrén tiene las mismas
características que las cajas dentro del Serapeum. Sin
embargo, las cajas del Serapeum fueron atribuidas a la 18va.
Dinastía, más de 1.100 años después cuando el trabajo de la
piedra estaba supuestamente en decadencia. Considerando que
esta datación fue basada en artículos de alfarería que se
encontraron, y no en las propias cajas, sería razonable
especular que las cajas no han sido datadas con exactitud.
Sus características demuestran que sus creadores usaron las
mismas herramientas y fueron bendecidos con la misma
habilidad y conocimiento de aquellos que crearon la pirámide
de Kefrén. Es más, las cajas de ambos lugares son evidencia
de un propósito muy superior que el de meros sarcófagos.
Están terminadas con gran exactitud, sus aristas son
notablemente cuadradas, y sus esquinas interiores trabajadas
a una dimensión que es más aguda de lo que uno esperaría
encontrar en un artefacto de la prehistoria. Todas estas
características son sumamente difíciles de lograr y ninguna
de ellas es necesaria para una simple caja de entierro.
Esta
fotografía es de una impresión de cera tomada de la esquina
interior vertical sudoeste de la caja de Kefrén. La
impresión de cera fue fijada sobre un comparador 40X J&L. La
existencia de una esquina tan aguda plantea la cuestión del
propósito, debido a la cantidad excesiva de tiempo adicional
necesario para trabajar el granito a una tan pequeña
dimensión.
Foto: © Copyright, Chistopher Dunn.
La
siguiente fotografía es del radio de esquina de una de las
cajas que están dentro del Serapeum. Yo era la única persona
dentro de esta oscura caja cuando esta fotografía fue
tomada, de modo que tuve que soltar la linterna para usar mi
cámara. De ahí que la fotografía esté un poco fuera de
enfoque. Yo puedo atestiguar, sin embargo, que cuando estaba
revisando mi juego de calibradores del radio para
seleccionar el ajuste más cercano, el calibrador de 5/32
pulgadas que se ve en esta foto encajó perfectamente
en la esquina.
Foto: © Copyright, Chistopher Dunn.
En 1995
examiné las superficies interiores y exteriores de dos cajas
en el Serapeum con un borde recto de 6 pulgadas de una
precisión que era exacta en .0002 pulgada. Mi informe sobre
lo que descubrí se ha publicado en artículos de revistas, en
mi libro The Giza Power Plant, y en mi Web,
www.gizapower.com ,
como Advanced Machining in Ancient Egypt.
Los
artefactos que he medido en Egipto tienen las marcas de
cuidadosos y notables métodos de fabricación. Son
inequívocos e irrefutables en su precisión pero el origen o
el propósito estará siempre abierto a la especulación. La
siguiente serie de fotografías fueron tomadas dentro del
Serapeum el 27 de agosto de 2001. Aquellas tomadas de mí en
el interior de estas grandes cajas me muestran
inspeccionando la equivalencia entre una tapa de 27
toneladas y la superficie interior de la caja de granito en
la que se asienta. La escuadra de precisión que utilicé fue
calibrada a .00005 pulgada (esto es 5/100.000 de pulgada)
usando un comparador de Jones & Lamson.
Fotos:
© Copyright, Chistopher Dunn.
Encontré
que la parte inferior de la tapa y la pared interior de la
caja estaban a escuadra, y que la equivalencia no fue
lograda sólo en un lado de la caja sino en ambos, aumentando
el nivel de dificultad para llevar a cabo esta hazaña.
Fotos:
© Copyright, Chistopher Dunn.
Piense en
ello como una realidad geométrica. Para que la tapa esté en
escuadra con las dos paredes de adentro, las paredes
interiores tendrían que ser paralelas entre sí a lo largo
del eje vertical. Es más, la parte de arriba de la caja
necesitaría establecer un plano que es cuadrado a los lados.
Eso hace exponencialmente más difícil la terminación del
interior. Los fabricantes de estas cajas del Serapeum no
sólo crearon dentro superficies que eran planas al ser
medidas verticalmente y horizontalmente, también se
aseguraron de que las superficies que estaban creando fueran
cuadradas y paralelas, con una superficie, la superior, que
tenía lados separados 5 y 10 pies el uno del otro. Pero sin
tal paralelismo y equivalencia de la superficie superior, la
equivalencia notada en ambos lados no existiría.
Aunque
pueda ser discutido que el hombre moderno no puede imponer
una perspectiva moderna ante un artefacto que tiene miles de
años, está faltando en la literatura arqueológica un
reconocimiento del nivel de precisión encontrado en estos
artefactos, que sólo es develado por una comprensión de lo
que lleva producir este tipo de trabajo. Como ingeniero y
experto en la fabricación de herramientas, que ha trabajado en manufacturación por más de 40
años y ha creado artefactos de precisión en nuestro
mundo moderno, en mi opinión este logro en la prehistoria
merece más reconocimiento. Nadie hace este tipo de trabajo a
menos que haya un muy importante propósito para el
artefacto. Ni siquiera el concepto de este tipo de precisión
se le ocurre a un artesano a menos que no haya ningún otro
medio de lograr lo que se piensa que debe hacer el
artefacto. La otra única razón por la que se crearía tal
precisión en un objeto sería que las herramientas que se
usan para crearlo son tan precisas que son incapaces de
producir algo de menor precisión. Con cualquier escenario,
estamos mirando una civilización de la prehistoria que es
muy superior de lo que se acepta actualmente.
Para mí, las implicancias son asombrosas.
Ésta es la
razón por la cual creo que estos artefactos que he medido en
Egipto son la pistola humeante que prueba, sin una sombra de
duda, que existió en el Antiguo Egipto una civilización más
grande que la que nos han enseñado.
La evidencia está cortada en la piedra.
Las cajas
que marcan el camino del turista en los túneles de piedra
del Serapeum serían sumamente difíciles de producir hoy. Sus
lisas superficies planas, la perfección ortogonal e
increíblemente pequeña de los radios de esquina interior que
yo he inspeccionado con modernas reglas de precisión,
escuadras y calibres, me dejan asombrado. Aunque después de
entrar en contacto con cuatro fabricantes de granito de
precisión no pude encontrar uno que pudiera reproducir su
perfección, no diría que sería imposible hacerlo hoy - si
tuviéramos una buena razón para hacerlo. ¿Pero cuál sería
esa razón? ¿Para qué propósito extraeríamos un bloque de 80
toneladas de granito, ahuecaríamos su interior y
procederíamos a trabajarlo hasta tan alto nivel de
exactitud? ¿Por qué encontraríamos necesario hacer la
superficie superior de esta caja de modo que una tapa con
una superficie inferior igualmente plana cuadrara con las
paredes interiores?
Puede
haber argumentos en contra de los dichos sobre sociedades
avanzadas en la prehistoria. Algunos pueden sostener que la
falta de maquinaria refuta tales dichos, pero la ausencia de
evidencia no es evidencia. Es falaz negar o ignorar lo que
existe defendiendo lo que no existe. Cuando reflexionamos
sobre el propósito de crear tal precisión, vamos
inexorablemente más allá de las simples razones propugnadas
por los historiadores y nos obligamos a considerar que hubo
en la prehistoria una civilización que era más avanzada e
inmensamente diferente que la que se pensaba antes. No
necesitamos buscar cámaras secretas o salas de archivos para
saber que esta civilización existió. Está en algunos de los
durísimos materiales con los cuales trabajaba – la
roca ígnea.
Agradecimientos:
Agradezco al Dr. Zahi
Hawass por presentarme al Sr. Adel Hussein Mohamed, Director
de Saqqara, quien me permitió realizar los extensos estudios
dentro del Serapeum. El Sr. Mohamed fue sumamente
hospitalario y amable. Él me acompañó al sitio y observó
cuando yo inspeccionaba las cajas de granito y tomó las
fotografías. Yo disfruté especialmente su hospitalidad
egipcia y el té caliente. Le agradezco, también, a Gail
Fallen de Grizzly Adams Productions.
Sin su impecable diplomacia, estos eventos no habrían
ocurrido.
EL AUTOR
es ingeniero y experto en la fabricación de herramientas de
alta precisión, y ocupa actualmente un cargo directivo en
una empresa de la industria aeroespacial norteamericana.
Lleva más de 25 años dedicado a la investigación de las
tecnologías del Antiguo Egipto, y es autor de varios
artículos y dos libros que son considerados de gran interés:
The Giza Power Plant: Technologies of Ancient Egypt,
publicado en 1998, y Lost Technologies of Ancient
Egypt: Advanced Engineering in the Temples of the Pharaohs,
publicado en 2010.
© Copyright 2011, Chistopher Dunn. Todos los derechos
reservados
Traducido y publicado con permiso expreso del autor.
Queda prohibida su reproducción sin autorización previa del
autor.
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