Los antiguos mayas registraron períodos
más cortos de visibilidad de Venus que los que nosotros
tenemos hoy. En un artículo anterior (“Atmospheric
Changes on Venus?” - “¿Cambios Atmosféricos en Venus?” – Ancient Skies, 12:4) yo sugerí que estos registros eran
compatibles con la idea de que Venus poseyó alguna vez una
atmósfera más parecida a la de la Tierra que la que hoy
tiene.
Ha sido un continuo enigma que los
períodos mayas de visibilidad registrados como Estrella
de la Mañana y Estrella de la Tarde fueran
respectivamente diferentes. Uno podría haber esperado que
fuesen iguales - como lo son hoy. Sin embargo, como se
mostrará abajo, si Venus tuvo alguna vez una atmósfera muy
parecida a la de la Tierra, uno debería esperar que los
períodos hubieran sido diferentes en lugar de ser iguales.
Las siguientes consideraciones indican por lo tanto que los
diferentes períodos de visibilidad registrados reafirman el
concepto de que Venus ha tenido una atmósfera muy semejante
a la de la Tierra.
El movimiento rotatorio de Venus sobre su
eje se asocia al movimiento orbital de la Tierra alrededor
del Sol. Este movimiento se muestra en la figura 1, con la
Tierra como un punto fijo de referencia. Durante un período
sinódico de 584 días, Venus hace una revolución completa en
su órbita en relación con la Tierra y gira cuatro veces
sobre su propio eje como se muestra. En la Conjunción
Inferior vuelve siempre la misma cara hacia la Tierra (esto
es aproximadamente cierto, ya que las órbitas de los
planetas no son exactamente circulares y coplanarias y el
eje de rotación de Venus no es exactamente perpendicular al
plano de rotación). Es más, en cualquier situación dada en
su órbita, con referencia a una Tierra fija, Venus tiene una
definitiva y recurrente orientación hacia el Sol y la Tierra
respectivamente.
Figura 1
El acoplamiento de los movimientos
rotatorios de Venus sobre su eje con el movimiento rotatorio
de la Tierra alrededor del Sol es estrechamente aproximado,
pero no es exacto. En un prolongado período de tiempo la
desviación del acoplamiento exacto afectaría los períodos de
visibilidad de Venus, y esto podría explicar las diferencias
entre los períodos registrados en los códices mayas de
Dresde y Borgia respectivamente. Los períodos de visibilidad
en estos códices se reprodujeron en mi artículo anterior
arriba mencionado.
Nosotros estamos particularmente
interesados en las orientaciones de los puntos donde Venus
deja de ser visible como Estrella de la Mañana (Punto
A) y de nuevo se hace visible como Estrella de la Tarde
(Punto B), como se muestra en la figura 2. Tomando los
límites de visibilidad como aquellos dados por el Códice de
Dresde, las orientaciones respectivas se muestran en la
figura 2 con orientación a la Conjunción Inferior para la
comparación. La aparición de Venus como un objeto visible en
el Punto B más cercano a la línea de vista al Sol indica que
la superficie hemisférica de Venus iluminada por el Sol en
el Punto B era más reflexiva a la radiación del Sol que la
superficie hemisférica iluminada por el Sol en el Punto A.
Podemos hacer esta deducción puesto que, a diferencia de la
actual cobertura de nubes en Venus, con una atmósfera más
parecida a la de la Tierra, la capa de nubosidad habría sido
parcial, permitiendo que una considerable radiación
alcanzara la superficie y se reflejara. Como las condiciones
de la superficie en Venus están lejos de la constante de hoy
(y puede haber incluido además masas de agua muy reflexivas)
las diferencias en los períodos de visibilidad registrados
por los mayas son vistos ahora como predecibles, habiendo
reconocido la posibilidad de un cambio en su atmósfera.
Figura 2
En resumen, los períodos más cortos de
visibilidad de Venus registrado por los mayas, junto con sus
desiguales duraciones como Estrella de la Mañana y
Estrella de la Tarde respectivamente, apoyan el concepto
de que Venus haya poseído alguna vez una atmósfera parecida
a la de la Tierra. Los registros mayas deberían resultar
beneficiosos para ayudar en la reconstrucción de la
evolución física del planeta.
EL AUTOR
se encuentra actualmente retirado de su cargo como Program
Manager en la University Research Foundation establecida por
la Universidad de Maryland, EUA. Su experiencia comprende la
investigación y desarrollo de motores, la enseñanza de la
temática sobre propulsión en universidades de Inglaterra,
Canadá y los Estados Unidos, y como consultor privado. Sus
títulos académicos incluyen un doctorado en Ingeniería
Aeroespacial de la Universidad de Maryland. Lleva largo
tiempo interesado en la Hipótesis del Antiguo Astronauta.
© Stuart W. Greenwood, 1990 / 2009 – Todos los Derechos
Reservados
Traducido y publicado con
autorización expresa del autor y conforme a la edición
original de Ancient Skies, Vol. 17, Nº 1 de marzo/abril de
1990.
Prohibida su reproducción sin permiso del autor.
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