Publicación exclusiva sobre la hipótesis de las paleovisitas extraterrestres
CONTCTO
 

OBSERVACIONES BABILÓNICAS DE VENUS

Hay coincidencia entre

los antiguos registros

babilónicos y mayas en

cuanto a los períodos

de visibilidad e invisibilidad

del planeta Venus.


Dr. STUART W. GREENWOOD

EUA

Stuwood@verizon.net

 

 

Yo ya he examinado la posibilidad de que los períodos de visibilidad e invisibilidad de Venus tal y como los observaron desde la Tierra y los registraron los antiguos mayas indican que Venus poseyó otrora una atmósfera que contenía solamente una cobertura parcial de nubosidad. Esto contrasta con las condiciones actuales en que la superficie de Venus está oculta de la observación visual desde la Tierra por una nubosidad atmosférica global. En el Códice de Dresde, por ejemplo, Venus es invisible contra la intensa luz del Sol durante 90 días al pasar detrás del Sol (alrededor de la Conjunción Superior), considerando que hoy este período es de unos 50 días. El período más corto de invisibilidad puede hoy atribuirse a las propiedades altamente reflexivas de una atmósfera cubierta por completo de nubosidad (1). Las diferentes duraciones de los períodos de visibilidad como Estrella de la Mañana y Estrella de la Tarde respectivamente como se registraron en el Códice de Dresde también puede explicarse por la hipótesis de que el planeta poseyera otrora solamente una cobertura parcial de nubosidad (2).

 

En relación con una discusión del Códice de Dresde maya, Aveni observa que es curioso que los babilónicos también contaran un intervalo de desaparición de tres meses cuando el planeta estaba detrás del Sol (es decir alrededor de la Conjunción Superior) (3). Aveni menciona como referencia a Pannekoek (4).

 

Mientras que los datos en los códices mayas son de manejo relativamente simple, ya que  dan períodos de visibilidad e invisibilidad en números específicos que suman en total el promedio del período sinódico de Venus de 584 días, los antiguos registros babilónicos en las tablillas de arcilla le plantean al intérprete muchos enigmas.

 

Pannekoek describe un documento astronómico babilónico que ha sido descifrado con los siguientes resultados: El intervalo de visibilidad como Estrella de la Mañana es de 8 meses y 5 días, seguido por 3 meses de invisibilidad. Hay luego otro período de 8 meses y 5 días como Estrella de la Tarde, y finalmente un período de invisibilidad de 7 días para completar el período sinódico.

 

Si suponemos meses iguales de 30 días de duración, el período sinódico sería de 587 días. Éste es el máximo del rango de variación en el período sinódico de Venus (5). Es más, tomando el período de cada mes como de 30 días, obtenemos los siguientes intervalos:

 

  • Visibilidad como Estrella de la Mañana: 245 días

  • Invisibilidad en la Conjunción Superior: 90 días

  • Visibilidad como Estrella de la Tarde: 245 días

  • Invisibilidad en la Conjunción Inferior: 7 días

 

Tenemos de este modo un indicio de los babilónicos de que el período de invisibilidad de Venus cuando iba pasando detrás del Sol era de unos 90 días, y en lo que a esto se refiere el Códice de Dresde maya y los archivos babilónicos parecen apoyarse entre sí. Por otro lado, los períodos de visibilidad como Estrella de la Mañana y Estrella de la Tarde difieren respectivamente en los registros mayas, pero está demostrado en la interpretación anterior de los archivos babilónicos que son iguales (por lo menos en lo que se refiere a meses y días).

 

Lynn E. Rose y Raymond C. Vaughan, en un análisis del material utilizado para elaborar los datos babilónicos, son citados por Douglas (6) como demostración de que parte del material indica que las visibilidades del Este (la Estrella de la Mañana)  promediaban 240,2 días y que las visibilidades del Oeste (la Estrella de la Tarde) promediaban 249 y 4/9 días.

 

Hay aquí muy estrecha semejanza con los datos mayas en los que los períodos de visibilidad como Estrella de la Tarde son mayores que aquellos como Estrella de la Mañana.

 

Evidentemente, los datos babilónicos y sus interpretaciones invitan a examinar más detenidamente la posibilidad de que (quizás en conjunción con los registros mayas) haya aquí algo que aprender que contribuirá a nuestra comprensión de la comparativamente reciente historia del planeta Venus.

 

 

 

Agradecimiento:

 

El autor agradece al Dr. Lynn Rose por proporcionarle la información e interpretaciones sobre los datos astronómicos babilónicos, y por revisar este artículo. El último, claro, es enteramente responsabilidad del autor.

 

 

Referencias:

 

  1. Stuart W. Greenwood, “Atmospheric Changes on Venus?”; Ancient Skies 12:4

  2. Stuart W. Greenwood, “Mayan Pointers to Surface Variations on Venus”; Ancient Skies 17:1.

  3. Anthony F. Aveni, “Skywatchers of Ancient Mexico”; University of Texas Press, 1980.

  4. A. Pannekoek, “A History of Astronomy”; George Allen and Unwin, 1961.

  5. J.E.S. Thompson, “Maya Astronomy”, in “The Place of Astronomy in the Ancient World”; Philosophical Transactions of the Royal Society of London, Vol. 276, No. 1257, May 2, 1974.

  6. William James Douglas, “Mayan and Babylonian Observations of Venus”; Correspondence item, Kronos, Vol. VII No. 3, Spring 1982, pp 90-91.

 

 

EL AUTOR se encuentra actualmente retirado de su cargo como Program Manager en la University Research Foundation establecida por la Universidad de Maryland, EUA. Su experiencia comprende la investigación y desarrollo de motores, la enseñanza de la temática sobre propulsión en universidades de Inglaterra, Canadá y los Estados Unidos, y como consultor privado. Sus títulos académicos incluyen un doctorado en Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Maryland. Lleva largo tiempo interesado en la Hipótesis del Antiguo Astronauta.

 

 

© Stuart W. Greenwood, 1992 / 2009 – Todos los Derechos Reservados

Traducido y publicado con autorización expresa del autor y conforme a la edición original de Ancient Skies, Vol. 19, Nº51 de noviembre/diciembre de 1992.

 

 Prohibida su reproducción sin permiso del autor.