En 1967, el Coronel Mauro Carijó, Director del DER-AM, vino
a Río de Janeiro a “solicitar” (gobierno militar) al Dr.
Gama Malcher, Director del SPI/FUNAI que sacara 11 aldeas de
indios salvajes que arrojaban fechas a su avión. El caso
ocurrió cuando llevaba a cabo vuelos de reconocimiento para
la construcción de la BR-174 Manaos-Roraima. Argumentó que
era cuestión de “seguridad nacional” y que los indios no
podían obstaculizar el progreso e intereses del Brasil.
La conversación se volvió un tanto acalorada, porque el Dr.
Malcher, profesional de carrera, en vías de retirarse, era
un férreo defensor de los derechos indígenas. Y no tenía
miedo de los “caretas”.
En las fotografías aéreas presentadas por el coronel Carijó,
las chozas, “hongos gigantescos”, con más de 80 metros de
diámetro, albergaban a toda la población. Las rocas eran
abundantes, la región era de naturaleza bruta con ríos de
aguas negras, rápidos y cascadas, con venas de floresta bien
tupida. Calculamos que un total de aproximadamente 6.500
indios poblaban la región. Por la ubicación serían los
antiguos Jauapery (Waimiri-Atroari).
Eran tiempos de cambios y transformaciones, la SPI se
convertía en FUNAI. Sin presupuesto y con pocos expertos en
indios: Irmãos Vilas Boas, Francisco Meireles, Cícero
Cavalcante, Peret (autor), e João de Carvalho. Ocupados en
trabajos de campo. Sugerí al colega Gilberto Pinto (ayudante
de experto) para que fuera promovido y se ocupara del caso
de los Waimiri-Atroari. Y le sugerí al coronel Carijó que
brindara el apoyo logístico con helicóptero para acelerar
los primeros contactos, luego Gilberto proseguiría con el
sistema tradicional, más lento y eficaz.
En julio de 1968, el experto en indios Gilberto logró el
primer contacto amistoso con los mencionados “salvajes”. El
Sr. José Queiroz Campos, periodista, asumió la presidencia
de FUNAI (no entendía nada de indios). Pero formaba parte de
las “Fuerzas Ocultas – políticos, latifundistas,
empresarios, misiones religiosas”. Retiraron al experto
Gilberto Pinto (Funai), y lo sustituyeron por el padre
Giovanne Calleri, italiano, sin ninguna experiencia con
indios (Missões Consolata – RR).
A fines de 1968, la expedición Calleri desapareció en la
floresta…El PARA-SAR (Grupo de Búsqueda y Rescate – FAB)
anduvo 20 días buscando y diciendo cosas…El experto en
indios Gilberto Pinto (retirado del servicio) se negaba a
ayudarlos en la búsqueda (y con mucha razón). El Ministerio
del Interior, y de Relaciones Exteriores, presionaban a
FUNAI para ayudar en la búsqueda. El Dr. Malcher,
consultado, sugirió mi nombre. Fui. Por razones obvias el
Mayor Lessa, comandante del grupo no estuvo feliz con mi
presencia. Probé mi experiencia, y desinterés en los medios,
y así fui incorporado.
Resolvimos el caso: los indios cortaron unas lianas; seguí
esta señal, solo, bajo protesta del Mayor Lessa. Encontré
los restos mortales de una mujer. Grité llamando al
PARA-SAR. Mientras ellos examinaban el hallazgo, seguí otra
pista y encontré los restos del padre Calleri atados a los
de otro hombre. El PARA-SAR concluyó las búsquedas y el
traslado a Manaos.
Meses después el experto en indios Gilberto Pinto reinició
la pacificación de los Waimiri-Atroari. En 1972 consolidó
los acuerdos e instaló Puestos de Asistencia, llevó a los
caciques y sus familias a conocer Manaos. Era amado por los
indios que lo llamaban “Pai Gilberto”. Pero el indigenista
de la vieja escuela incorruptible, estaba en contra de que
la BR-174 pasara dentro de las aldeas. Extrañamente Gilberto
Pinto fue asesinado en la Navidad de 1974. Consta que por
“Fuerzas Ocultas” (estarían compuestas por: políticos,
terratenientes, empresarios y misiones religiosas). El
indigenista Porfírio de Carvalho denunció a personas
involucradas en el crimen. Se sabe además que en los
orificios de bala colocaron flechas de los indios para
incriminarlos. Lo cierto es que la familia de Gilberto no
pudo ver el cuerpo. El experto en indios Porfírio de
Carvalho reemplazó a Gilberto y pacificó de nuevo a los
Waimiri-Atroari. Pero siendo férreo defensor de los indios,
protestaba contra la BR-174 y las “Fuerzas Ocultas”. Por eso
fue expulsado de FUNAI…Disgustado, se fue a vivir a
Brasilia, se hizo facultativo y se afincó allá.
La BR-174 arrasó las aldeas de los Waimiri-Atroari. Y los
indios que en 1967 serían más de 6.000 (seis mil), en los
últimos años estaban reducidos a unos 380 (trescientos
ochenta). Sus tierras pasaron a manos de las mencionadas
“Fuerzas Ocultas”. Construida la Ciudad Presidente
Figueiredo, la maravillosa Cachoeira Maruaga (del
cacique Atroari) se convirtió en atracción turística.
Construyeron la Hidroeléctrica de Balbina que ahogó el medio
ambiente, y transformó la región en un pantano fétido. La
Electronorte explota energía eléctrica y minera; el Gobierno
distribuyó las tierras de los indios como devolutas. Las
indias fueron prostituidas y la miseria se abatió sobre esa
gente a lo largo de la BR-174.
Los indios fueron a una Reserva indígena diminuta. Pero son
bravos, no se dan por vencidos y recuperan la dignidad con
una fuerza interior. Un joven Waimiri fue enviado a buscar
al “Pai Carvalho”; viajó de aventón en un camión. En Manaos
se convirtió en un “chico de la calle” y deambuló
preguntando por el “Pai Carvalho”. Alguien lo encontró
parecido a un indio y lo llevó a FUNAI. En la FUNAI ninguno
sabía del paradero del “Pai Carvalho”. Lo subieron a un
avión para Brasilia. Allá se volvió un “chico de la calle”
hasta que identificado como un indio, fue llevado a FUNAI.
Con dificultad fue a encontrar al ex indigenista Porfírio de
Carvalho en la secretaría del diputado Mário Juruna. Se
abrazaron y lloraron de emoción. El niño explicó en su
idioma:
-
Papai Carvalho, usted tiene
que volver conmigo a la aldea. Nuestra gente se está
extinguiendo!...
El ex indigenista abandonó su empleo y volvió a la
aldea/reserva indígena que había creado para los Waimiri-Atroari.
La aldea que sólo tenía jóvenes, los más viejos habían sido
diezmados por enfermedades, promiscuidad, y a hierro y fuego
de balas.
Porfírio
reorganizó a los indios dentro de la tradición cultural
indígena. Recurrió a la Justicia y fue consiguiendo
indemnizaciones por los perjuicios que el Gobierno y las
“Fuerzas Ocultas” habían causado a esos indios. Contrató a
profesores y técnicos de varias áreas para enseñarles a leer
y escribir en portugués, tecnología para desarrollar
proyectos ecológicos, y la región se fue transformando en
reservorio para la fauna, recuperación de la flora,
piscicultura, y demás. La región es una Reserva Biológica.
Por fin, comenzó a comprar las tierras indígenas que les
fueron tomadas. Amparados por la Ley consiguieron
autorización para construir garitas y cobrar peaje en sus
tierras invadidas por la BR-174. De noche ellos impiden el
paso de vehículos y personas extrañas, para que no perturben
la vida en la Reserva Biológica y a ellos, hijos de la
Naturaleza. En 2006 los Waimiri-Atroari me invitaron a
festejar el nacimiento del milésimo niño Waimiri-Atroari.
Pero las “Fuerzas Ocultas” no les dan tregua. En la Reserva
Indígena sólo entran personas de reconocida ideoneidad moral
y de real compromiso con la causa indígena. Son fantásticos
esos indios Waimiri-Atroari. En pocos años se volvieron
competentes para regir sus propios destinos. Y el amigo más
querido de los Waimiri-Atroari es el PAPAI PORFÍRIO DE
CARVALHO.
EL AUTOR es indigenista,
escritor y periodista. Ha participado en numerosas
expediciones, realizando contacto con diversas tribus
aisladas. Contribuyó a la creación del Museo del Indio
y de la Comisión pro indio de Río de Janeiro, donde
reside. Ha publicado gran número de trabajos científicos,
entre ellos Bep-kororoti o Guerreiro do Espaço donde
dio a conocer al mundo la sorprendente leyenda de los indios
Caiapó. Actualmente, participa entre otras cosas en
el Centro Brasileiro de Estudos Estratégicos),
ocupandóse de cuestiones indígenas y problemas de fronteras.
© João Américo Peret, 2008 – Todos los derechos reservados.
Traducido y publicado
con expresa autorización del autor.
Queda prohibida su reproducción sin permiso previo del
autor.
|