Hace 15.000 a 11.000 años la Tierra experimentó una serie de
fluctuaciones climáticas. Frío extremo, con glaciares
continentales que se extendían mucho más allá de lo que lo
hacen hoy en día, pero el clima comenzó a calentarse. Sin
embargo, las temperaturas de repente revirtieron y hubo un
corto período frío, conocido como el Dryas Reciente, antes
del calentamiento final y el fin oficial de la última Edad
de Hielo.
En
base a la información del núcleo de hielo de Groenlandia,
el Dryas Reciente empezó y terminó de manera abrupta. Su
inicio se remonta al 10.900 a.C., y su terminación (el
calentamiento final) comenzó alrededor del año 9700 a.C. y
puede haber ocurrido dentro de unos increíbles tres años;
dada nuestra incapacidad para determinar los más finos
detalles de algo que pasó hace mucho tiempo, es posible que
haya sucedido de la noche a la mañana.
¿Cómo explicar este modelo de cambios climáticos bruscos?
Una vez planteé la hipótesis de que los cometas fueron los
responsables. Un cometa que golpea la tierra o un océano
poco profundo, o que explota por encima de la superficie de
la tierra, esparciendo polvo y residuos en la atmósfera,
podría causar un enfriamiento global. Aunque el golpe
inicial sucedería en un instante, se necesitarían varios
años para que el enfriamiento alcanzara toda su extensión.
Este modelo se ajusta bien con el enfriamiento en el 10.900
a.C. y hay evidencia de una explosión cometaria sobre
América del Norte en esa época.
¿Qué pasa con el acontecimiento del calentamiento hacia el
año 9700 a.C.? En los últimos años he especulado que los
cometas que golpearon en océanos profundos fueron los
responsables. Un cometa podría romper la delgada corteza
oceánica, liberando calor del magma caliente de abajo. Agua
vaporizada y desplazada llovería en la Tierra, y los
tsunamis arrasarían las zonas costeras, calentando el
planeta. Pero incluso con un cometa, o una serie de cometas,
bombardeando los océanos, ¿podría el calentamiento suceder
tan rápido como indican los núcleos de hielo de Groenlandia?
No lo creo.
Pero, si no fueron los cometas, ¿qué?
Por extraño que parezca,
la escritura rongorongo de los indígenas de la Isla
de Pascua puede tener la respuesta. Pero primero tenemos que
considerar el concepto del cuarto estado de la materia:
plasma. El plasma consiste de partículas eléctricamente
cargadas. Los fenómenos de plasma conocidos en la Tierra hoy
en día incluyen rayos y auroras, las luces del norte y del
sur, y los fenómenos atmosféricos superiores conocidos como
“duendes”. En el pasado, acontecimientos de plasma mucho más
poderosos tuvieron lugar a veces debido a las explosiones
solares y eyecciones de masa coronal (CMEs) desde el Sol, o
posiblemente por las emisiones de otros objetos celestes.
Potentes fenómenos de plasma pueden causar fuertes descargas
eléctricas al golpear la Tierra, haciendo arder e
incinerando materiales sobre la superficie de nuestro
planeta. El físico de plasma de Los Álamos Dr. Anthony L.
Peratt y sus asociados han establecido que los petroglifos
encontrados en todo el mundo registran un intenso
acontecimiento (o acontecimientos) de plasma en la
prehistoria.
Las ilustraciones de plasma
y petroglifos
son cortesía del
Dr. Anthony
L. Peratt
y son
utilizadas con permiso otorgado al Dr.
Robert M. Schoch.
Fuente:
Anthony L.
Peratt, "Characteristics for the
Occurrence of a High-Current, Z-Pinch Aurora as Recorded in
Antiquity", IEEE (Institute of Electrical and Electronics
Engineers) Transactions on Plasma Science,
diciembre de 2003, vol.
31, no. 6,
pp. 1192-1214
El Dr. Peratt determinó que los potentes fenómenos de plasma
observados en los cielos adquirirían formas características
semejantes a figuras humanoides, seres humanos con cabezas
de aves, formas de conjuntos de anillos o de rosquillas, y
víboras o serpientes retorciéndose - formas reflejadas en
innumerables petroglifos antiguos. La escritura
rongorongo de la Isla de Pascua, grabada en antiguas
tablas de madera, está compuesta de formas similares a las
de los petroglifos. Estudiándola en detalle (inspirado por
mi esposa, Catherine Ulissey, la primera que se dio cuenta
de la conexión), llegué a la conclusión de que las tablillas
rongorongo de la Isla de Pascua (las tablillas que
sobreviven son copias de copias de copias....) registran un
acontecimiento importante de plasma en los cielos miles de
años atrás. Esto, creo, fue el acontecimiento que trajo un
cierre final de la última Edad de Hielo.
Escritura rongorongo de la Isla de Pascua. Tablilla y detalle.
Al golpear la superficie de la Tierra, el plasma podría
calentar y fundir la roca, incinerar materiales inflamables,
derretir las capas de hielo, vaporizar las superficiales
masas de agua creando un prolongado diluvio de lluvia, y
poner el clima en un período de calentamiento. La liberación
de presión que sigue a la fusión de los miles-de-metros de
espesor de las placas de hielo puede provocar terremotos y
causar incluso que la roca caliente bajo presión se funda y
haga erupción a la superficie como volcanes. El mundo era un
caos, y ese fue el escenario registrado por los petroglifos
y los textos rongorongo.
El acontecimiento de plasma del 9.700 a.C. erradicó las
civilizaciones avanzadas y altas culturas de la época, y la
radiación que emanaba del plasma pudo haber afectado las
capacidades mentales y psíquicas. Esta podría ser la base
del mito casi universal de una Edad de Oro, una época en que
los seres de la Tierra tenían capacidades mentales muy
superiores a las de las ulteriores épocas. El acontecimiento
del 9.700 a.C. puede ser la base original para las leyendas
de la Atlántida; el período de tiempo encaja bien con el
relato de Platón.
Las
descargas eléctricas y de plasma que golpeaban la superficie
de la Tierra pueden haber sido responsables de la
vitrificación (transformación en vidrio ordinario) de las
antiguas estructuras de piedra que se ven en algunas partes
del mundo, tales como diversas fortificaciones en Escocia
(a la derecha, el plano de
planta de una antigua fortaleza escocesa - la vitrificación
se muestra por el sombreado oscuro). Las personas
temían por sus vidas; buscaron refugio en cuevas, bajo los
acantilados, en viviendas construidas de gruesa piedra o
talladas en las laderas. Quizás Göbekli Tepe fue
enterrado intencionalmente en un intento de protegerlo de
los acontecimientos de plasma en curso, como sugiero en mi
nuevo libro. La humanidad fue arrojada a una edad oscura
durante miles de años, sólo para resurgir (en medio de
monumentos megalíticos que pertenecen a un período muy
anterior) con recuerdos dispersos y nacientes capacidades.
Nota del editor: Para mayor
información sobre esta muy interesante investigación,
sugerimos la lectura del último libro del Dr. Robert M.
Schoch,
Forgotten Civilization: The Role of Solar Outbursts in
Our Past and Future.
EL AUTOR
es, desde 1984, profesor en la Facultad de Estudios
Generales de la Universidad de Boston. Entre sus muchos
títulos académicos se cuenta su doctorado en Geología y
Geofísica de la Universidad de Yale. Es mundialmente
conocido por su revolucionaria teoría de que la erosión que
presenta la Gran Esfinge de Egipto se debió a los efectos
del agua y no del viento y la arena, y lleva publicados
varios libros como autor y coautor; entre ellos: Voices
of the Rocks; Voyages of the Pyramid Builders;
Pyramid Quest y, el último, Forgotten Civilization:
The Role of Solar Outbursts in Our Past and Future.
© Robert M. Schoch, 2010 – Todos los derechos reservados
Traducido y publicado con autorización expresa del autor.
Traducción al
español: César Reyes de Roa / antiguosastronautas.com
Prohibida su reproducción sin permiso del autor
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