A mediados de la década de 1950, la señora Alleyne K. Ecker
levantó un peculiar objeto de la arcilla roja que estaban
excavando a quince pies de profundidad unos obreros en su
granja de Guthrie, Oklahoma. Después de haberle quitado el
barro y la arcilla, ella descubrió que había rescatado una
estatuilla que representaba una figura barbada, vestida, que
sostenía un cordero. Un hombre que afirmó ser un experto en
el tallado de madera le dijo que el objeto había sido
tallado de un árbol más duro que el ébano, un árbol que
había estado extinto por siglos; pero ninguno podía
identificar la figura del antiguo pastor.
Después de que el objeto hubo estado en su poder durante
algún tiempo, dos estudiantes chinos de una universidad
cercana le dijeron a la señora Ecker que ellos reconocían la
estatuilla como una representación de Shou Hsing, el dios
chino de la longevidad. El ídolo fue considerado por los
estudiantes como la primera representación del dios que fue
tenido como una deidad muchos siglos antes de Cristo.
Aproximadamente en 1910, un muchacho que jugaba en el
pequeño poblado de Flora Vista, Nuevo México, desenterró dos
losas de piedra tallada y desató una encarnizada
controversia que no ha disminuido desde entonces. Entre los
símbolos de una lengua antigua que nadie ha descifrado
todavía, hay figuras de varios animales autóctonos - y dos
elefantes. Claramente, inequívocamente, con trompas y orejas
caídas y colmillos, las figuras representan elefantes. El
muchacho encontró las losas en ruinas tribales de 800 años
de antigüedad, en el Río Animas, al otro lado del pueblo de
Flora Vista.
¿Puede alguien dibujar la figura de un elefante sin haber
visto uno alguna vez?
Se ha postulado que si usted pone suficientes monos en un
cuarto con bastantes máquinas de escribir y les proporciona
suficiente papel, uno de ellos finalmente reproducirá
Hamlet. Si los antiguos artistas tribales nativos
hubieron tallado innumerables representaciones de animales
en incontables bloques de piedra, ¿es posible que uno de
ellos hubiera esculpido con el tiempo un elefante?
Para examinar las alternativas, podríamos decir que uno de
lo siguientes puntos explica los elefantes de las losas:
1. Los mamuts coexistieron hasta hace ocho siglos en el
sudoeste de los Estados Unidos con hombres lo bastante
sofisticados como para capturar su imagen en el arte.
2. Una flota de invasión enviada por un potentado asiático
alcanzó el Nuevo Mundo, con elefantes de guerra incluidos, y
un artista tribal nativo capturó el evento para la
posteridad.
3. Las losas son el trabajo de un bromista que escondió sus
imitaciones entre las antiguas ruinas tribales para que
tarde o temprano un arqueólogo o un niño las dejara al
descubierto.
4. Las losas encontraron su camino hacia Nuevo México vía el
comercio marítimo de los fenicios o africanos entre los años
900 y 200 a.C.
El 13 de septiembre de 1924, cerca de Tucson, Arizona,
Charles E. Manier encontró el primero de lo que resultaría
ser una serie de raros artefactos inscritos con signos que
mucho se parecían al latín. Entre los veintisiete artefactos
hay seis cruces, nueve espadas o fragmentos de espadas, una
punta de lanza cruz de serpiente, y una cruz creciente.
Según las autoridades, el idioma parece ser el latín popular
hablado hasta el 900 A. D., y las fechas en algunas de las
piezas apoyan esta suposición. Pero las inscripciones
latinas se esfuerzan por registrar un tipo de historia de
asentamiento y proporcionar un diario de exploración que no
tiene ningún sentido - y unas pocas palabras hebreas tiradas
aquí y allá agregan confusión en lugar de aclarar.
De nuevo, intentaremos explicar los extraños artefactos
híbridos:
1. Las cruces y espadas y sus peculiares inscripciones
latinas podrían ser alguna broma increíble.
2. Un grupo de exploradores, quizás del área mediterránea,
con un conocimiento del cristianismo, latín, y hebreo, pudo
de algún modo, hacia el 800 A.D., haber alcanzado el
sudoeste americano, establecido una colonia, registrado su
historia, y luego pasar al olvido. Algunas de las palabras
hebreas encontradas mezcladas con el latín son “Jehovah",
"Paz" y "Poderoso Imperio". ¿Los exploradores se
consideraban parte de un imperio poderoso, o se encontraban
haciendo frente a un poderoso imperio del sudoeste
americano?
La edición de Scientific American del 22 de julio de
1882, destaca un curioso hallazgo de "Reliquias pre-indias
en Virginia":
“Se dice que los objetos (encontrados entre las cadenas de
las montañas Blue y Allegheny, cerca de Mount Pisgah,
Carolina del Norte) son de un tipo absolutamente único, que
consisten en figuras en parte humanas y en parte animales, o
en varios círculos o niveles de relieve. Algunos son
utensilios domésticos. Estos parecen haber sido esculpidos
por instrumentos de metal, de tan perfecta que es su
factura.”
El corresponsal de Scientific American comenta además
que las figuras humanas no fueron creadas a semejanza de los
indios americanos, y que las imágenes fueron enteramente
ataviadas con ajustadas prendas. Algunas de las estatuillas
fueron representadas como sentadas en sillones; otros
estaban a horcajadas sobre una muy notable variedad de
animales - osos, perros de la pradera, pájaros.
Un artesano imaginativo al trabajo, puede uno comentar
cómodamente. Pero entonces viene el que nos señala: Algunos
de los jinetes están sentados sobre camellos de dos jorobas,
rinocerontes, e hipopótamos. O nuestro artesano observó
tales animales africanos por él mismo, o vio
representaciones de tales animales, o él era más que
imaginativo, clarividente.
Scientific American
arriesga la teoría de que “los artículos fueron hechos
por una raza más temprana y civilizada, sojuzgada y
parcialmente aniquilada por los indios que se encontraban en
Virginia cuando llegaron los hombres blancos”. Sin
embargo, los especimenes de animales del Viejo Mundo fueron
"evidentemente" hechos por un hombre blanco, el informe
concluye sin más explicación.
Se han desenterrado monedas romanas en montículos funerarios
tribales de Illinois.
Un tenedor de hierro fue encontrado en un sitio tribal
prehistórico cerca de Eddyville, Kentucky.
Alfarería japonesa del período Jomon (3000 a.C.) fue hallada
en Ecuador en 1966.
Runas vikingas continúan siendo desenterradas a lo largo de
los Estados Unidos y Canadá.
Colosales cabezas de piedra esparcidas por las selvas de
Veracruz resaltan obvios rasgos negroides.
Una tablilla de arcilla encontrada en Susquehanna River Dear
Winfield, Pennsylvania, tiene una inscripción cuneiforme que
describe un préstamo a corto plazo de un comerciante asirio
en Capadocia alrededor del 1900 a.C.
Yo realmente estoy de acuerdo con mi amigo Patrick Huyghe
quien, en su libro Columbus Was Last: From 200,000 BC to
1492, A Heretical History of Who Was First (Anomalist,
2005) - Colón fue el último: Desde el 200.000 a.C. hasta
1492, Una historia herética de quién fue el primero –
presenta gran cantidad de evidencia para demostrar que
numerosos marineros desembarcaron en las orillas de Norte y
Sud América antes de ningún avistamiento de cualquier
continente registrado por un europeo. Sin embargo, como yo
señalé en Worlds Before Our Own (Anomalist, 2007) -
Mundos antes del nuestro - , hay un gran número de
artefactos que se han descubierto a lo largo de este
hemisferio que simplemente no tienen sentido. La evidencia,
lisa y llana, parece revelar que había otras grandes
naciones en estas tierras antes de las nuestras.
Un estimado de dos millones de libras de cobre fue extraído
de la Isla Royale en Michigan por algún anónimo imperio
minero prehistórico que tenía los medios para transportar el
metal fuera de las inmediaciones.
Algunas ciénagas de hornos de fundición de hierro se han
encontrado esparcidas en la mitad del sur de Ohio. Granjeros
de ese estado encuentran de vez en cuando artefactos de
hierro en sus campos.
La especulación acerca de la identidad de los antiguos
obreros del hierro ha incluido a los vikingos, a los
misteriosos constructores de túmulos, o a una civilización
largamente olvidada que alguna vez existió en América.
Todo lo que puede decirse con certeza en este momento es que
cuando los primeros colonos llegaron a Ohio allá por los
años 1790 a 1810, encontraron no menos de 100 colinas
abandonadas coronadas con fortificaciones de piedra. Algunos
de éstas permanecieron durante años en Fort Hill, Spruce
Hill y Glenford Fort en el Condado de Perry. Pueden verse
similares colinas fortificadas en Hill Fort, Georgia, y
Manchester, Tennessee. En el fuerte de Manchester los
primeros colonos encontraron ladrillos y una corta espada de
hierro.
En 1820, Caleb Atwater hizo público un informe de un horno
envuelto en ladrillos en el montículo central alrededor del
que Circleville fue construida. Con el horno estaban lo que
parecía ser una daga y un plato, los dos de hierro
desintegrado.
En 1953, obreros de la mina de carbón de Lion en Wattis,
Utah, entraron en una red de túneles de entre cinco y seis
pies de alto y ancho que contenía carbón de tan enorme
antigüedad que se había erosionado hasta un estado de
inutilidad para cualquier tipo de quema o calor. Una
búsqueda fuera de la montaña en línea directa con los
túneles no reveló ninguna señal de alguna entrada. Dado que
los túneles fueron descubiertos cuando los mineros estaban
trabajando en una veta de carbón a 8.500 pies, la evidencia
es irrefutable en el sentido de que alguien indeterminado
dirigió tiempo atrás un ambicioso proyecto minero cuyos
rastros exteriores han desaparecido hace mucho.
El profesor John E. Willson,
del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Utah,
fue citado en la edición de febrero de1954 de Coal Age:
“Sin duda, ambos
terrenos de acarreo fueron hechos por el hombre. Aunque no
se encontró ninguna evidencia en el afloramiento, los
túneles fueron al parecer perforados a unos 450 pies desde
el exterior hasta el punto donde los actuales trabajadores
irrumpieron en ellos… No hay ninguna base visible para datar
los túneles.... "
Jesse D. Jennings, profesor de
antropología en la Universidad de Utah, no podía ofrecer
ninguna opinión acerca de la identidad de los antiguos
mineros, pero negó que los inmensos corredores y cámaras de
minería carbonífera pudieran ser el trabajo de ningún
americano nativo. "En primer lugar - comentó -
tales trabajos habrían
requerido la inmediata y local necesidad de carbón…porque
antes de que el hombre blanco viniera, el transporte estaba
a cargo de portadores humanos…En cuanto al uso local, no
hubo noticia de ninguna quemazón extensa de carbón por parte
de los indígenas en la región de la mina de Wattis.”
The
Morrisonville, Illinois, Times, del 24 de diciembre
de 1851, reimprimió un artículo del Springfield
Republican titulado "Un cabezazo para los geólogos":
“Hiram de Wirr, de esa ciudad, que ha vuelto recientemente
de California, trajo con él un trozo de piedra de cuarzo
aurífero del tamaño del puño de un hombre. El Día de Acción
de Gracias lo sacó para mostrárselo a un amigo, cuando lo
dejó caer accidentalmente al suelo y se partió. Cerca del
centro de la masa se descubrió, firmemente incrustado en el
cuarzo y ligeramente corroído, un clavo de hierro del tamaño
de una moneda de seis peniques. Era completamente recto y
tenía una cabeza perfecta. ¿Por quién fue hecho este clavo?
¿En qué período fue colocado en el cuarzo todavía no
cristalizado? ¿Cómo llegó éste a California? Si la cabeza de
ese clavo pudiera hablar, sabríamos algo más de historia
americana de lo que es probable que jamás sepamos.”
En una carta fechada el 5 de
diciembre de 1879, un Sr. Hannibal Fox de Milton, Condado de
Sullivan, Missouri, escribió a The American Antiquarian
(Vol.3, pág. 336) respecto de su descubrimiento de una
máscara de hierro y plata que él había desenterrado mientras
araba un campo. La publicación comentaba que
"la fusión de hierro y plata
en un crisol, y la preparación de una matriz poniendo
arcilla sobre el rostro después de muerto, vertiendo el
metal de tal manera que el recipiente se daba vuelta, no
parecen ser operaciones usuales entre los aborígenes, o,
hasta donde sabemos, tampoco entre los "constructores de
túmulos”.
El martes 9 de junio de 1891, la señora S. W. Culp rompió
un trozo de carbón antes de ponerlo en el cubo, un acto que
ella había realizado miles de veces. Sin embargo, el
artefacto que salió del trozo era muy singular.
"Al principio
- según el Morrisonville, Illinois, Times del 11 de
junio de 1891 -, la
señora Culp pensó que la cadena se había caído
accidentalmente en el carbón, pero cuando ella intentó
levantarla, la idea de que ésta se había caído recientemente
se le hizo de repente errónea, por cómo se rompió el trozo
de carbón, separado casi en el medio, y la posición circular
de la cadena con sus dos extremos uno cerca del otro; y tal
y como el trozo se separó, la mitad de la cadena se soltó
mientras cada extremo permaneció fijado al carbón."
En la Creation Research Society Quarterly (marzo,
1971), Wilbert H. Rusch, profesor de Biología, en
Concordia College, Ann Arbor, Michigan, citó la carta
que un colega había recibido de un tal Frank J. Kenwood que
decía que cuando él se desempeñaba como bombero en la Planta
Eléctrica Municipal en Thomas, Oklahoma, en 1912, había
partido un gran pedazo de carbón y descubierto una vasija de
hierro encastrada dentro.
"Esta vasija de hierro cayó del centro, dejando la impresión
o molde de la olla en el pedazo de carbón,"
– escribió Kenwood.
"Yo rastreé la fuente del carbón, y encontré que vino de las
minas de Wilburton, Oklahoma".
Es difícil de datar la edad de artículos tales como monedas,
cadenas, máscaras de plata y ollas de hierro. El método del
radiocarbono -14 para determinar la antigüedad sólo puede
aplicarse a los materiales orgánicos, como el hueso, la
madera, el carbón, y los textiles.
El 17 de diciembre de 1869, Los Angeles News publicó
un informe de una pared de pizarra inscrita que había sido
proporcionado por un corresponsal del Cleveland Herald,
que escribía desde Wellsville, Ohio:
“El capitán Lacy de Hammondsville, Ohio, tenía algunos
hombres apostados haciendo un acceso en su depósito de
carbón, cuando una enorme masa de carbón se vino abajo,
descubriendo una gran pared de pizarra, lisa, sobre cuya
superficie había talladas varias líneas de jeroglíficos.
Nadie ha podido decir todavía en qué idioma fueron escritos.
Las letras fueron levantadas; la primera línea contiene 25.
Es probable que ellas fueran talladas en el carbón mientras
éste se encontraba en su estado vegetal y durante su
formación en carbón. La materia de la que la pizarra está
formada llenó la impresión y se puso sólida, puesto que
desde la remoción del carbón encontramos que las letras en
la pizarra están aparentemente invertidas.
“
Los hombres descubrieron la pared con sus jeroglíficos
indescifrables a unos 100 pies por debajo de la superficie.
Si las letras fueron talladas sobre el carbón en su "estado
vegetal", como el periodista anónimo sugiere, entonces
estamos de vuelta en los Sistemas Carboníferos, hace
aproximadamente 250 millones de años.
The Scientific American
del14 de enero de 1886 publicó un informe del Lexington,
Kentucky, Press que cuenta acerca de una pared de piedra
maciza desenterrada por obreros que extraían rocas de una
cantera a una milla del pueblo de Frankfort:
Tenía toda la apariencia de haber sido construida por manos
humanas, con junturas y uniones de argamasa muy lisas. Por
encima de los cerca de diez pies del terreno de acarreo y a
veinte pies de la roca que había sido removida por los
obreros, y sobre el lado expuesto los hombres habían
avanzado por lo menos cuarenta pies desde donde golpearon la
primera piedra. Así de firme estaba incrustada en la cantera
de caliza sólida que con seguridad se formó alrededor de
esta pared desde que fue construida. La cara de la pared fue
bien decorada, y su apariencia maciza daba evidencia de la
habilidad de manos muertas hace siglos, y podría ser
envidiada por el mejor de los albañiles de hoy.
El
27 de junio de 1969, obreros que nivelaban un bajo de piedra
en la calle 122 en la extensión de Broadway entre Edmond y
Oklahoma Ciry, Oklahoma, dejaron al descubierto una
formación de piedra que creó mucha controversia entre las
autoridades investigadoras. Para un hombre común, el sitio
se veía como un suelo de mosaico con incrustaciones. Al
parecer lucía mucho más que algunos otros suelos con
incrustaciones de expertos.
"Estoy seguro de que fue hecho por el hombre porque las
piedras están puestas en series de líneas paralelas que se
cruzan para dar una forma de diamante, todas señalando al
este," dijo Durwood Pate, un geólogo de Oklahoma que
estudió el sitio. "Nosotros encontramos agujeros de
postes que miden unas dos varas perfectas desde los otros
dos. La parte superior de la piedra es muy lisa, y si usted
alza una de ellas, encontrará que es muy irregular, lo que
indica el desgaste en la superficie. Todo está demasiado
bien para ser una formación natural (Edmond Booster, 3 de
julio de 1969)."
El Dr. Robert Bell, un arqueólogo de la Universidad de
Oklahoma, expresó su opinión de que el hallazgo era una
formación natural. El Dr. Bell dijo que él no podía ver
ninguna evidencia de alguna substancia de mortero. Pero
Pate, por otro lado, pudo distinguir alguna clase de lodo
entre cada piedra.
El geólogo Delbert Smith, presidente de la Oklahoma
Seismograph Company, dijo que la formación que se
descubrió aproximadamente a tres pies por debajo la
superficie parecía cubrir varios miles de pies cuadrados.
The Tulsa World (del 29 de junio de 1969) citó a Smith
diciendo: “No hay ninguna pregunta sobre esto. Ha sido
puesto allí, pero yo no tengo ninguna idea de por quién."
El 5 de noviembre de 1967, Frank Tolbert, redactor de
Dallas Morning News, escribió sobre una ciudad enterrada
bajo Rockwall, Texas. Raymond B. Cameron le dijo a Tolbert
que las paredes de la misteriosa ciudad eran de unas ocho
pulgadas de grosor y que las piedras habían sido moldeadas,
o puestas, encima de cada una de las otras con los extremos
que limitan cerca del centro de la piedra de arriba o de
abajo, del mismo modo como un excelente albañil construiría
una pared. Las piedras daban la apariencia de haber sido
biseladas alrededor de sus bordes, y las paredes eran
demasiado regulares en apariencia para haber sido formadas
por la naturaleza.
Cameron continuó diciendo que
había una substancia semejante a la argamasa entre las
piedras. Luego, dejó caer la bomba de demolición más grande
de todas: “Cuatro
grandes piedras tomadas de los segmentos de la pared parecen
haber sido inscritas con algún tipo de escritura. Esto no
podría haber sido hecho por la corrosión, puesto que las
piedras eran subterráneas."
Tolbert concluyó su columna
recordando la visita de un arqueólogo famoso, Count Byron
Kuhn de Porok, a Dallas en los años de 1920. La cuenta
parecía apoyarse con fuerza en la teoría de que éstas fueron
alguna vez las paredes de una ciudad antigua. Él dijo que
las paredes se parecían notablemente a aquellas de las
ciudades enterradas que él había excavado en África de Norte
y el Medio Oriente.
En marzo de 1964, Frank McNamara, Hijo, excavando en su
sótano al sur de Boston intentando tapar una gotera,
desenterró una cabeza de piedra esculpida de diez libras de
peso. La obra de arte muestra el pelo rizado; los ojos
sesgados que se extienden hacia abajo y son bastante largos;
hay un tratamiento bastante primitivo de las orejas.
Este extraño hallazgo en un sótano de Boston ha confundido a
algunos de los mejores arqueólogos y antropólogos de Harvard
y de varios museos y escuelas. Hay consenso acerca de que el
artefacto no es trabajo de indios americanos nativos. Pero
desde ese punto, nadie está seguro si la pieza debe
atribuirse al Cercano Oriente, Asia Occidental, o Egipto.
Una autoridad aventuró su opinión de que el estilo de la
cabeza primitiva haría pensar en el Cercano Oriente de
aproximadamente el 700 a.C.
Nadie parece interesado en especular cómo fue a parar este
artefacto a varios pies debajo de la tierra en el sur de
Boston.
Pero entonces, no hay demasiados arqueólogos u otros
miembros de la comunidad científica que parezcan muy
interesados en determinar la identidad de las naciones
anteriores a las nuestras que ocuparon los continentes de
Norte y Sud América.
EL AUTOR es escritor. Ha
publicado hasta hoy más de 2.000 artículos y 165 libros,
muchos de ellos relacionados con los grandes misterios de la
humanidad, tales como Atlantis Rising y Worlds
Before Our Own. Su trabajo ha sido premiado en diversas
ocasiones por diferentes instituciones culturales.
© Brad Steiger – Derechos reservados.
Traducido y publicado con autorización expresa del autor.
Prohibida su reproducción sin permiso del autor.
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