Abstract
Dos tendencias opuestas coexisten paradójicamente en la
conciencia terrestre - la insistente búsqueda de señales
inteligentes de otras civilizaciones y la persistente
aversión a cualquier esfuerzo por transmitir tales señales
desde la Tierra hacia probables seres inteligentes. De ser
típicas en todo nuestro Universo, tales manifestaciones de
inteligencia harían de la búsqueda de otras civilizaciones
algo totalmente sin sentido.
Introducción
La búsqueda en la Internet de la combinación de palabras
“Paradoja de SETI” arroja dos grupos de resultados separados
e interrelacionados - SETI y Paradoja de Fermi. Aquí, nos
enfocamos en “la Paradoja de SETI”- en esta incomprensible
esperanza de encontrar inteligencia extraterrestre mientras
permanecemos casi absolutamente en silencio. Sin embargo,
nada más que objetos naturales pueden encontrarse en un
Universo donde hay sólo “buscadores” y ningún “remitente”.
De los tres componentes de la tríada clásica
“Universo, Vida, Mente” que Shklovskii (1962) introdujo en
el uso científico y público, no podemos decir ahora nada en
firme sobre la mente y su posible diversidad o, por el
contrario, igualdad. Nosotros sólo podemos formular
diferentes hipótesis, como, por ejemplo, la de Arthur C.
Clarke que dijo: “… es casi evidente que la inteligencia
biológica es una forma baja de inteligencia. Nosotros
estamos en la fase temprana de la evolución de la
inteligencia, pero en la última etapa de la evolución de la
vida.
Es improbable estar viviendo la verdadera inteligencia.”
La conciencia planetaria de la Tierra bien puede ser única y
así puede ser la conciencia planetaria de cada civilización
extraterrestre. Y todas las conciencias planetarias en sus
maduras manifestaciones globales - internas y externas –
pueden bien ser sombríamente monótonas, y este mismo hecho
puede explicar el Gran Silencio - porque una actitud
únicamente pasiva/receptiva hacia el Cosmos sea quizás
característica de todos, y no sólo nuestra - todos intentan
recibir y nadie está dispuesto a dar…
Nosotros sugerimos introducir - además de los términos
comunes tales como ETI = Inteligencia Extraterrestre y SETI
= búsqueda de ETI - un nuevo término, METI = mensajes a ETI,
que utilizamos para señalar fundamentalmente un nuevo tipo
de actividad humana – la transmisión de mensajes a
hipotéticos seres inteligentes. Algunos pueden sostener que
SETI es también un nuevo tipo de actividad. Por supuesto, es
nuevo, pero no fundamentalmente nuevo - la humanidad ha
estado mirando siempre el cielo con la esperanza de
encontrar algo allí. Y en cuanto a transmitir a una probable
ETI y hacerlo con determinación - este tipo de actividad
está ahora recién en sus primeras etapas (Zaitsev, Chafer,
Braastad, 2005) y no está de ninguna manera claro en
absoluto si tiene algún futuro…
Shvartsman escribe en su artículo ya clásico,
“Search for Extraterrestrial Civilization – A Problem of
Astrophysics or of the Entire Culture?”
(1986): “… no sabemos por qué las transmisiones deben ser
hechas…” y “… la
ciencia es una actividad dirigida a adquirir nuevo
conocimiento sobre el mundo. Sin embargo, los mensajes
interestelares no implican de ninguna manera el obtener
nuevo conocimiento para los que los transmiten (el mensaje y
la contestación están separados por varios miles de años).”
En efecto, ¿por qué nosotros debemos transmitir un mensaje a
Otros? Está más o menos claro por qué nosotros debemos
buscar los mensajes de los Otros. ¿Pero por qué transmitir?
¿Para qué? De hecho, Shvartsman señaló que esto no nos dará
ningún nuevo conocimiento. Debemos intentar entender “…
por qué deben ser hechas estas transmisiones…” - por
nosotros o por las ETIs…
¿Universalidad de la conciencia?
¿Cómo es de universal la conciencia? Hasta ahora han estado
faltándonos datos experimentales pertinentes. Sólo hay
disponible una sola medición - la comprensión terrestre de
la conciencia. El objetivo de SETI es intentar averiguar si
la conciencia es universal o no. Una descripción completa
del universo según lo analizado por Linde (2003) - “¿es
posible que la conciencia, como el espacio-tiempo, tenga sus
propios grados intrínsecos de libertad y que la desatención
de éstos lleve a una descripción del universo que es
esencialmente incompleta?” - es hasta ahora
imposible de lograr - nosotros no sabemos cómo encaja la
conciencia en la descripción del Universo - como algo
único, o como un fenómeno universal. Y no es
inconcebible que nadie en todo el Universo sepa esto - el
Universo está en silencio y aun cuando haya otros solitarios
centros de conciencia en alguna otra parte (Grinspoon 2003),
SUS físicos deben de enfrentar el mismo problema - cómo
colocar la conciencia en la descripción del Universo - como
un fenómeno singular o universal. En este sentido, la tarea
de METI es intentar contestar la pregunta de si la
conciencia es universal - y esta respuesta será muy
importante para los OTROS…
Del mismo modo, el Principio Antrópico Participativo (PAP)
formulado por John Wheeler en 1983 - “los observadores
son necesarios traer el Universo a la existencia”- es
incompleto en el sentido de que el Universo que nosotros
observamos ahora es un Universo Silencioso, un Universo de
observadores, en tanto que la verdadera participación en la
escena del Universo no puede limitarse a la mera
contemplación. Uno puede hablar sobre verdadera
“participación” cuando esta “participación” se vuelve
NOTABLE por un observador distante.
El Principio Antrópico Participativo de Wheeler debe
complementarse por consiguiente con la siguiente
declaración: “los remitentes son necesarios para traer la
conciencia al Universo.” Así que, la participación de
remitentes transformaría la conciencia del observador del
Universo en una conciencia que reconoce un Universo que está
habitado por al menos dos inteligencias separadas (por
ejemplo, dos civilizaciones). A su vez, esta transformación
de la conciencia del observador representaría en sí misma
una contribución a la existencia.
En otras palabras, desde una perspectiva ontológica, los
remitentes ayudarían a los observadores a entender mejor la
verdadera naturaleza del ser (suponiendo, claro, que el
Universo esté habitado), y, en el proceso, cambiar la misma
naturaleza del ser, es decir, a un estado donde la
existencia de vida extraterrestre sea confirmada.
La Ecuación de Drake con el
coeficiente de METI
La Ecuación de Drake clásica es el producto de siete
parámetros que estiman el número de civilizaciones
extraterrestres potencialmente perceptibles en nuestra
Galaxia:
N = R* × fp × ne × fl × fi × fc × L
Donde:
N
= el número de civilizaciones potencialmente detectables en
la galaxia Vía Láctea,
R*
= el ritmo de formación de estrellas en la galaxia,
fp
= la fracción de aquellas estrellas con sistemas
planetarios,
ne
= el número de planetas por sistema solar que son adecuados
para la vida,
fl
= la fracción de aquellos planetas donde la vida realmente
aparece,
fi
= la fracción de lugares con vida donde se desarrolla la
inteligencia,
fc
= la fracción de planetas comunicativos (aquéllos en los
cuales se desarrolla la tecnología de comunicaciones
electromagnéticas ),
L
= el “tiempo de vida” durante el cual tales civilizaciones
transmiten señales detectables al espacio.
Esta ecuación tiene en cuenta muchos factores, pero no
todos. A saber, omite la fracción de la emisión de los
“planetas inteligentes,” es decir, planetas que están, como
nuestra Tierra, en la etapa comunicativa de su existencia, y
al mismo tiempo “traen” la conciencia al Universo
transmitiendo resueltamente señales inteligentes al mundo
exterior. La valoración de esta fracción de ninguna manera
es simplemente una cuestión de ociosa curiosidad dada la
actitud de nuestra conciencia planetaria hacia tales
“traedores”
Aquí estamos hablando de “METI-fobia”. Ésta apareció
inmediatamente después haber sido enviado el primer
radiomensaje interestelar de Arecibo el 16 de noviembre de
1974. El laureado Nóbel Martin Ryle publicó por entonces una
protesta donde advertía: “… cualquier criatura allí
afuera puede ser malévola o hambrienta…” y pidió una
prohibición internacional a ser impuesta sobre cualquier
intento de establecer Contacto y transmitir mensajes desde
la Tierra a hipotéticos ETIs.
La Academia Internacional de Astronáuticas (IAA) adoptó
entonces una Declaración (1989) requiriendo la restricción
de tales actividades. Así, el párrafo 8 de esta Declaración
dice: “Ninguna respuesta a una señal u otra evidencia de
inteligencia extraterrestre debe ser enviada hasta que hayan
tenido lugar las apropiadas consultas internacionales. Los
procedimientos para tales consultas serán objeto de un
acuerdo, declaración o arreglo separado.”
Seis años después, el Grupo de Estudio Permanente de SETI de
la IAA presentó un Anteproyecto de Declaración (1995) que
plantea que una decisión sobre enviar o no un mensaje
interestelar debe ser aprobada por la Asamblea General de
las Naciones Unidas. Algunos investigadores aplican los
conceptos de “civilización pacífica” y “civilización
agresiva” y sugieren que sólo debemos contestar señales que
vengan de una civilización pacífica - una actitud que daría
lugar en última instancia a la total denegación para emitir
cualquier señal. La razón: un mensaje de una civilización
extraterrestre pacífica a la cual se nos permite contestar
es imposible de distinguir de un mensaje de una civilización
agresiva, pero auto codificada, a la que no debemos
responder. Y dado que nosotros podremos desarrollar
escasamente cierto criterio para juzgar el altruismo de una
civilización extraterrestre que satisfaga a todos aquellos
quienes temen las posibles consecuencias negativas de la
comunicación, sería también imposible no sólo iniciar, sino
incluso contestar los mensajes interestelares. Nuestra
civilización estaría condenada al eterno silencio.
A diferencia de la prensa de lengua inglesa, que ha estado
discutiendo continuamente la METI-fobia, los artículos sobre
este asunto raramente aparecen en los medios de comunicación
rusos. Una de las más recientes campañas internacionales
involucra una serie de artículos puestos en el sitio de la
Liga SETI y la adopción de la llamada “Escala de San Marino”
en la conferencia “Nosotros y SETI”, celebrada en San Marino
en 2005. Esta escala, como la Escala de Richter para los
terremotos, significa clasificar los mensajes de radio
interestelares a ETI por el grado de riesgo. Sin embargo, la
Escala de Richter evalúa terremotos reales que ya han
ocurrido, mientras que la Escala de San Marino evalúa
consecuencias hipotéticas, improbables.
En este contexto, es de
particular interés la opinión de tales miedos y
prohibiciones expresada por Paul Shuch, Director Ejecutivo
de la Liga SETI: En 1998 él dio la siguiente respuesta a
nuestra encuesta de Internet que nosotros dirigimos durante
el período que precedía a la transmisión de radio
interestelar Cosmic Call 1999:
“No soy un adherente de tal
filosofía aislacionista (léase paranoica)”.
Nuestra comprensión de este problema proviene de ciertos
“dobles estándares” (no en el significado común, negativo,
de esta combinación de palabras): la gente teme que Algo
súper poderoso y agresivo - como los imperios malignos que
se encuentran en los modernos relatos de ciencia ficción
como “Star Wars” - ya sepa de nosotros, o se dé cuenta
inevitablemente de nuestra presencia. En esta visión, no hay
escape de este destino. Ellos nos encontrarán, ante todo,
por las emisiones de radio de las docenas de radares
militares de EE.UU. y Rusia, que están en el centro de los
sistemas de alarma nacionales de ataque de misiles, que han
estado operando continuamente 24 horas al día desde
comienzos de los años 1970 (Morozov 2005). Nosotros debemos
insistir en el Contacto con todas las civilizaciones
imaginables como la nuestra, las cuales, encontrándose a
gran distancia, sólo pueden relacionarse transmitiendo y
recibiendo señales electromagnéticas. Y es más, para ser
detectados, nosotros debemos emitir mensajes direccionales y
guiados hacia el cuerpo celestial escogido.
Sin embargo, debemos tener en cuenta la METI-fobia de las
civilizaciones extraterrestres debida a las realidades
actuales de la civilización de la Tierra. Con este fin, la
ecuación de Drake debe ser complementada por el coeficiente
METI
fm
(Zaitsev 2005):
N = R* × fp × ne × fl × fi × fc × fm × L
donde fm
– la fracción de civilizaciones comunicativas
(civilizaciones METI), es decir, las civilizaciones con
clara conciencia planetaria no paranoide, que en efecto
produce mensajes interestelares planeados y dirigidos. Como
fue arriba expresado, estar en una fase comunicativa y
emitir mensajes METI no son la misma cosa. Por ejemplo,
nosotros, aunque estamos en una fase comunicativa, no somos
una civilización comunicativa: No practicamos actividades
tales como la transmisión deliberada y regular de mensajes
interestelares.
Nosotros podemos tratar de calcular el coeficiente METI
fm
para la única civilización conocida, la terrestre. Como
señalamos anteriormente, nuestra civilización está de hecho
en la fase comunicativa y lleva a cabo en efecto actividades
de SETI. Sin embargo, nuestra proporción de METI/SETI es
menor al uno por ciento: estos datos surgen de la revisión
de Jill Tarter publicada recientemente en la colección de
artículos “SETI-2020” (Tarter 2003). Ésta enumera 100
diferentes programas SETI comenzando desde el primer
proyecto OZMA hasta nuestros días. El tiempo total de
búsqueda es de varios años, mientras que el tiempo total de
transmisión es de sólo 37 horas (Zaitsev 2006). Esto
describe la actitud de los investigadores. No obstante,
también debemos tener en cuenta la METI-fobia inherente a la
conciencia planetaria como un todo. Y por consiguiente, si
evaluamos el coeficiente del
fm
basado en la única civilización conocida (y nosotros somos
apenas peculiares si no estamos solos), encontramos que
tiende a cero y, por consiguiente, lo mismo debe ser verdad
para el número de civilizaciones extraterrestres
potencialmente detectables. De ahí, la Paradoja de SETI:
“La búsqueda no
tiene sentido si nadie siente la necesidad de transmitir…”
En otras palabras:
“SETI tiene sentido solamente
en un universo con propiedades tales que desarrollen la
inteligencia para comprender la necesidad no sólo de llevar
a cabo búsquedas, sino también de transmitir señales
inteligentes a otros hipotéticos sitios con conciencia de
identidad”.
Sería posible establecer Contacto si uno de los rasgos
distintivos de la Inteligencia en nuestro Universo fuese la
necesidad misionera de llevar a los alienígenas las Buenas
Noticias de que ellos no están solos en el espacio. Dadas
las enormes distancias y, por consiguiente, el largo tiempo
de propagación de las señales, las comunicaciones deben ser
principalmente unidireccionales - nuestros destinatarios
reciben nuestros mensajes, y nosotros, a su vez, descubrimos
a aquéllos que nos han escogido como sus destinatarios. Así
es cómo el Universo en una cierta fase de su desarrollo
aparece para los observadores como habitable. De otro modo,
los centros de inteligencia están condenados a seguir siendo
solitarias e inadvertidas civilizaciones.
Y para concluir, permítasenos volver al principio y
mencionar la cita clásica del trabajo de Cocconi y Morrison
(1959): “La probabilidad de éxito es difícil de estimar,
pero si nunca investigamos la oportunidad de éxito es cero.”
El argumento anterior es, por
supuesto, verdadero. No obstante, el descubrimiento
accidental como resultado de observaciones astronómicas
rutinarias también es posible. Sin embargo, esto sólo puede
pasar si allí existen civilizaciones extraterrestres que
realmente envían mensajes interestelares. Por consiguiente,
en este contexto el argumento anterior puede ser
reformulado: “La
probabilidad de éxito es difícil de estimar, pero si nadie
transmite la oportunidad de éxito es en principio cero.”
Y nosotros podemos formular la
siguiente tesis implicada por la Paradoja de SETI:
“Solamente el que está
superando el Gran Silencio merece oír la voz del Universo.”
Agradecimiento:
Agradezco a Richard Braastad sus valiosos comentarios sobre
el original.
Referencias:
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Nauka (in Russian).
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Symposium, Moscow: Nauka (in
Russian)
Tarter J., 2003, “SETI 2020: A Roadmap for the Search for
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eds.: Ekers R. D., Billingham J., Cullers D. K., Schefer L.
K., Zajdel T. T., SETI Press.
Zaitsev A., Charles M. Chafer, and Richard Braastad, 2005.
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Intelligence,
http://arxiv.org/abs/physics/0610031
EL AUTOR
es Ingeniero y Astrónomo. Se desempeña como Jefe Científico
del Instituto de Radio Ingeniería y Electrónica de la
Academia de Ciencias de Rusia; dirige el equipo de mensajes
interestelares del Yevpatoria (Evpatoria) Deep Space Center
y es Coordinador Regional para Rusia de la Liga SETI.
Nota:
para contactar al autor vía email, los interesados deben
indicar SETI en el asunto.
© Copyright Alexander Zaitsev, 2010. Todos los derechos reservados
Traducido y publicado con permiso expreso del autor.
Queda prohibida su reproducción sin autorización previa del
autor.
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